La revisión con el dermatólogo, imprescindible en trasplantados

Si tienes un trasplante tu médico te habrá comentado que es importante que acudas periódicamente a revisiones de dermatología, cardiología, oftalmología y si eres mujer ginecología. Generalmente una vez al año, pero por supuesto esto puede variar en función de cada caso. El tema es que a veces tenemos tantas citas médicas por los controles del trasplante, los pequeños o grandes problemillas, etc. que se nos olvidan o pasamos por alto estas revisiones que a priori parecen secundarias. 
Sin embargo es importante que seamos conscientes de que vivir inmunodeprimidos facilita la puerta de entrada a muchas enfermedades y trastornos que si son detectados tempranamente pueden ser tratados y resueltos.  Luego está el hecho de ser enfermo crónico que también aumenta el riesgo, así como de tomar un montón de medicación que ya sabemos que aunque necesaria, también tiene sus contraindicaciones y efectos secundarios. 
El caso es que hay muchos motivos por los que no debemos dejar pasar las revisiones rutinarias; a mí misma me detectaron en un control anual de la vista un edema macular y recientemente me han quitado una lesión precancerosa de la que os voy a hablar y por la que quiero enfatizar lo importantísimas que son para los que estamos trasplantados las revisiones con el dermatólogo.

En el post titulado cáncer y trasplante ya os hablé de porque los trasplantados tenemos más probabilidades de padecer esta enfermedad y os conté que en el año 2003 me extirparon una lesión precancerosa del dorso de la mano; pues casi 15 años después los resultados de la biopsia de una lesión que acaban de quitarme, esta vez sobre el labio superior, han vuelto a dar como diagnóstico una queratosis actínica, que es  una lesión susceptible de convertirse en un cáncer si no se trata. Por eso, aún a riesgo de resultar repetitiva, voy a insistir en el tema.
En un estudio que el Hospital Santa Creu i Sant Pau realizó en 2006 con 63 pacientes trasplantados de entre 16 y 71 años (21 t. cardiaco y 42 t. renal) halló 95 lesiones cutáneas en 61 de los pacientes (todos menos 2). De esas 95 lesiones el 33% fueron de carácter maligno o premaligno.
Las personas con un sistema inmunitario deficiente estamos especialmente expuestos a los efectos nocivos de los rayos solares. El riesgo de padecer un cáncer de piel se multiplica por 65 en las personas trasplantadas.
Para contrarrestarlo lo primero es la prevención. Siempre que salgas a la calle usa fotoprotección; da igual que el día esté nublado, entre un 70 y un 80% de los rayos UV atraviesan las nubes. No emplees menos de factor 30 y en días soleados usa 50+ especialmente si tienes la piel clara y recuerda que hay que aplicarse la crema al menos 15 minutos antes de exponerse al sol y renovarla cada dos horas. En verano utiliza sombrero pero ten en cuenta que los rayos que se reflejan en el suelo también son perjudiciales, por eso cubrirse la cabeza es un complemento a la crema solar pero no un sustituto. Algunas superficies son más peligrosas que otras, por ejemplo, el asfalto refleja solo el 8% de los rayos, pero el agua nos devuelve hasta un 25% y la nieve casi el 90%. También es conveniente evitar permanecer en el exterior en las horas centrales del día, entre 11 y 16 aproximadamente, cuando más fuerte pega el sol. Y jamás uses cabinas bronceadoras, no vale la pena jugarse la salud por la estética.
Pero la prevención no siempre nos evita disgustos, entre otras cosas porque las células dañadas por el sol pueden tardar entre 5 y 40 años en volverse cancerígenas; seguro que has oído aquello de que la piel tiene memoria. Y aquí es donde entra la importancia de acudir a revisiones periódicas con el dermatólogo. Y a mí me gustaría insistir especialmente en que la auto-observación que tanto se publicita últimamente en las campañas de prevención del cáncer de piel NO es suficiente y que es realmente complicado si no eres un experto saber diferenciar entre un lunar benigno y otro maligno, al menos cuando (como es mi caso) tienes más de mil lunares de todo tipo de formas, colores y tamaños. Pero es que además las lesiones precancerosas, es decir aquellas susceptibles de transformarse en un cáncer, no siempre tienen aspecto de lunar.
Seguro que alguna vez habéis visto esta imagen de la izquierda o una parecida; pues la queratosis actínica no se parece en nada a ninguno de esos ejemplos y curiosamente el 65% de los carcinomas de células escamosas (2° tipo más frecuente de cáncer de piel) surgen a partir de queratosis actínicas preexistentes. La buena noticia, por si alguien se estaba preocupando por mí 😅, es que se trata de lesiones muy sencillas de eliminar y una vez quitadas se evita el problema de su posible evolución maligna.
Este tipo de lesiones, sin embargo, pueden pasar desapercibidas ya que se ven simplemente como una zona muy pequeña (2 - 6 milímetros) de piel reseca, escamada o como una costra, su aspecto no tiene nada que ver con un lunar. Los especialistas suelen decir que son más detectables al tacto que a la vista. Si identificas algo así en tu piel y ves que no desaparece al cabo de las semanas coméntaselo al médico.
Con estos datos no pretendo alarmaros y mucho menos entristeceros, recibir un trasplante solo puede traer felicidad a la persona que lo necesita; pero sí recordaros que es nuestra responsabilidad acudir a todas las revisiones médicas y que es importante poner todos los medios a nuestro alcance para prevenir. Y cuando la prevención ya no es suficiente, al menos una detección temprana facilita el tratamiento y la curación.
Fuentes:
  • Manifestaciones cutáneas en pacientes trasplantados: estudio de 63 pacientes. Hospital Santa Creu i Sant Pau.
  • Quemaduras solares: del eritema y la ampolla al cáncer de piel. Servicio de dermatología del hospital universitario Clínic Barcelona.
  • Queratosis actínica. Clínica Mayo
  • American cancer society
  • Cáncer de piel en pacientes con trasplante de órgano sólido. Servicio de dermatología Hospital General de México

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