Preparando el futuro. Mi camino hacia la maternidad (con un trasplante de riñón) Parte IV

Dicen que después de la tormenta llega la calma, pero también se dice que la calma precede a la tempestad. 
A nosotros nos ha llegado por fin la calma y me pregunto cuánto tiempo pasará hasta que vuelvan las nubes grises. Confío en que tarden mucho.

(Continuación de la Parte III)

Después de la tormenta

Antonio lleva más de un año sin sufrir ningún brote serio de su esclerosis múltiple y aunque arrastra síntomas, como el adormecimiento de manos y pies y el cansancio físico, es muy esperanzador el hecho de que en este tiempo no haya tenido que volver a ingresar en el hospital. Además la última resonancia magnética que le han hecho no muestra cambios, lo que se traduce en que el problema al menos no está avanzando. Ha sido tan buena noticia que no ha aguantado hasta llegar a casa y me ha llamado entusiasmado por teléfono. Da gusto salir de una consulta sonriendo.

Mi trasplante sigue marchando estupendamente, así que es buen momento para retomar el camino donde lo dejamos. Como mi hospital no tiene sección de obstetricia he solicitado el traslado a otro para realizarme un estudio preconcepcional. Después de todas las precauciones que estamos tomando para que nada salga mal, no debemos dejar que la emoción del momento nos haga precipitarnos. Por ello no quiero quedarme embarazada hasta que un especialista en embarazos de riesgo estudie mi caso. Por suerte conocí hace poco en un curso que hice en la uni sobre "discapacidad en el desarrollo" a una doctora especialista con la que estuve charlando y que se ofreció a atenderme cuando estuviese decidida.

Preparando el futuro

Mientras esperaba que la burocracia pusiese en marcha todas las gestiones necesarias para ser tratada en un hospital diferente al mío, acudí a una consulta normal de ginecología para solicitar las pruebas habituales que toda mujer debe hacerse si desea tener hijos. Allí me recetaron ácido fólico para cuando decidiese ir en busca del embarazo pero yo (con autorización de mi nefrólogo) comencé a tomarlo ya, pues se debe iniciar el tratamiento al menos un mes antes de la gestación y quería que a partir de ahora las cosas se retrasasen los menos posible. Mi riñón está en condiciones óptimas para sobrellevar un embarazo pero ¿cuánto tiempo permanecerá así? Mi esperanza es que mucho, pero no existe forma alguna de calcularlo.

Por fin me llama una señorita, después de aproximadamente un mes, para indicarme que tengo una cita en la consulta de ginecología del hospital de La Paz. Falta otro mes más para esa cita. Otro mes de tensa espera sin saber si quiera si me habrá correspondido la misma doctora con la que hablé en el curso.

Han pasado dos años y medio desde que decidimos que intentaríamos ser padres y empezamos a movernos para resolver todos los inconvenientes. No pasa una sola noche sin que sueñe con mi embarazo o con bebés. Veo a Antonio con un pequeñín entre los brazos y mi marido irradia felicidad mientras le habla tiernamente. 
Los días pasan muy lentos esperando a que llegue la cita, pero al mismo tiempo tengo miedo de ese momento. Miedo a escuchar más frases de desaliento o, lo que es peor, una tajante y absoluta contraindicación.

Pero ahora toca sobreponerse a los pensamientos negros, pensar que todo va a seguir adelante y planear bien los pasos. Antonio ha decidido sacarse el doctorado, así en un futuro tendrá posibilidades de buscar trabajo como profesor  universitario en caso de que sus problemas de salud le limiten y no pueda seguir con su trabajo que le obliga a viajar con cierta frecuencia. Me siento increíblemente orgullosa de él.

La primera consulta

Llegamos una hora antes de la cita para poder resolver el papeleo de inscripción en el nuevo hospital. Yo no hacía más que ver mujeres embarazadas; no tenía nada de particular pues se trataba de una maternidad, pero lo cierto es que desde hace dos años, cada vez que salgo a la calle, veo embarazadas y niños pequeños por todas partes. Parece que las calles estuvieran repletas y no termino de entender que España sea el país con el índice de natalidad más bajo. ¡Tan obsesionada estoy que no me fijo en otra cosa!

La primera impresión al entrar al consultorio fue muy grata, al otro lado de la mesa del despacho estaba esperando para recibirnos la doctora que conocí en el curso y se acordó de mí solo con verme, a pesar de que nos conocíamos de un único encuentro del que habían transcurrido ya nueve meses. ¡Como un embarazo!  

Lo que sucedió a continuación ya no fue tan agradable: riesgo alto para el trasplante, problemas de prematuridad, teratogeneidad de los fármacos,...

Al regresar a casa mi cabeza volvía a ser un caos. No quería volver a replantearme la decisión de ser madre, solo saber si era factible o no. Pero no sé dejar de pensar, cuando una idea me ronda la cabeza no consigo librarme de ella. Estoy continuamente tomando decisiones que cambio y vuelvo a cambiar una y mil veces.

Volví a leerme un texto que tenía sobre bebés prematuros, sin analizar que aquella información tenía casi 20 años y desde entonces las cosas habrían cambiado sorprendentemente. Empecé a sentirme cruel y egoísta por querer traer a este mundo a una persona que probablemente viviría sufriendo. El hecho de que  siendo prematuro sufriera secuelas graves de por vida era un hecho indefectible. Aquello parecía tener una única respuesta posible: no debía quedarme embarazada.

¡Qué difícil decisión tan fácil! Pensé.


(Seguir leyendo Parte V

Foto: Alvimann

Comentarios

  1. No quería ser pesada comentando algo en casi todas tus entradas, pero es que no me puedo resistir a comentar ésta, porque creo que el esfuerzo que estás haciendo en este blog (sobre todo en trasladarnos relatos de tus momentos mas intensos en la vida, como éste) merecen el reconocimiento, al menos en forma de un comentario. A los seguidores de este blog nos estás llevando en un viaje lleno de emociones a esos momentos de tu vida de una forma abierta, sana y sincera, donde cada cuál podrá encontrar algo que aprovechar para sí, algo que le ayude. Tener un hijo hoy día debe ser una cuestión de responsabilidad y no tanto de "ley de vida", como tú nos muestras, independientemente de que uno pueda tener problemas de salud. Esto vale para todos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Gisela, a los que escribimos un blog (o al menos es mi caso) nos encanta ver que hay comentarios porque eso es señal de que al menos hay alguien a quien le ha merecido tomarse el tiempo de leer el post y pensar en él. Así que como ves tus comentarios nunca son pesados ni están de más, muy por el contrario se agradecen mucho. Personalmente me resulta muy gratificante pensar que mis historias, sencillas pero, como tú dices, escritas desde la sinceridad, puedan despertar sentimientos y reflexiones en otras personas.

      Eliminar
  2. Os pongo aquí este comentario que Aixa ha hecho a traves de facebook porque me parece muy interesante su experiencia.
    AIXA AVELLANEDA GARCÍA escribió:
    Hola!!! Yo hace poco que he conocido el blog gracias a la página "Casa del Riñón" y la verdad es que me gusta mucho y considero que puede ayudar bastante a muchas personas que han sido trasplantadas y a otras muchas que aún no han pasado por eso.
    En mi caso soy una mujer de 33 años que acaba de ser madre recientemente, mi bebé tiene apenas 5 meses y medio, y bueno, lo novedoso de este embarazo es que al igual que tú, yo también estoy trasplantada. Yo tengo un trasplante doble, riñón y páncreas y soy la tercera mujer con doble trasplante que es madre.
    Me parece genial que se cuenten este tipo de experiencias porque hay muchas mujeres que no contemplan la posibilidad de ser madres una vez tienen una IRC o al estar ya trasplantadas.
    Mucho ánimo a todas!!! Y eso sí, a consultarlo primero con el nefrólogo!!! Muchos besos y muchas gracias por dejarnos conocer tus experiencias!

    ResponderEliminar