El bebé prematuro



Mi hijo acaba de cumplir 13 años y he pensado hablaros un poco de los bebés prematuros, ya que es bastante habitual que las trasplantadas, u otras mujeres con enfermedades crónicas, tengamos bebés nacidos antes de tiempo.
Noel nació a las 35 semanas con un peso de 1900 gr, aunque rápidamente bajó a los 1800 como suele ser habitual en todos los bebés, que pierden unos pocos gramos tras el nacimiento. 
La manita de Noel a los 8 días de nacer

Un embarazo tiene una duración de 40 semanas, aunque lo habitual es que el día del parto casi nunca se ajuste a la fecha prevista. Nacer a partir de la semana 37 entra dentro de la normalidad; por el contrario, el bebé de 36 semanas ya se considera prematuro. Aunque actualmente sus posibilidades de supervivencia son prácticamente del 100%, su inmadurez hace que requiera de una vigilancia y unos cuidados especiales. Hoy en día sobreviven bebés de hasta 23 semanas de gestación; sin embargo, a medida que avanza la edad gestacional no sólo aumenta la posibilidad de supervivencia sino que además disminuye el riesgo de sufrir secuelas graves. Los prematuros de menos de 28 semanas tienen un riesgo elevado de padecer trastornos como ceguera, sordera o retraso mental, por eso se les considera “grandes prematuros” y reciben una atención intensiva y muy especializada.
También el peso es importante, aunque no tanto como la edad ya que cuantos más días pase el feto dentro del útero mejor desarrollados estarán sus órganos. Un bebé nacido a término pesa entre 2.500 y 4.000 gramos, un peso menor se considera “bajo peso”. Se ha conseguido sacar adelante a bebés de tan sólo 250 gr. pero, al igual que ocurre con la edad, a mayor peso mayores posibilidades de supervivencia y de no padecer secuelas; pesos de menos de 1.000 gr. se consideran muy bajos.

El bebé en el hospital

Lo primero que hay que afrontar cuando se tiene un prematuro es que tendrá que permanecer en el hospital por un tiempo indefinido. Aún no está formado completamente y mientras su pequeño cuerpo termina esa tarea necesita de las ayudas externas para lograr lo que aún no puede por sí solo (alimentarse, respirar, mantener la temperatura, etc.) Cuanto más maduro sea menos ayudas precisará y más rápido será su desarrollo.
La unidad de cuidados intensivos puede asustar por la cantidad de aparatos que rodean a los pequeños y que se conectan a sus cuerpecitos. No os preocupéis, aunque vuestro pequeño esté dentro de una incubadora las enfermeras os darán las instrucciones necesarias para que mantengáis el máximo contacto posible con vuestro hijo sin alterar su recuperación. La incubadora es necesaria para mantener al bebé en un ambiente estable de temperatura, humedad y oxígeno.


Otros aparatos frecuentemente empleados son:
Respiradores: existen diferentes medios en función de las necesidades del niño, desde el más sencillo, la “tienda de oxígeno”, que consiste en una campana de plástico en la que se bombea oxígeno, hasta complejos aparatos de ventilación mecánica en los que también se regula la frecuencia respiratoria.
Monitorizador de la función cardiaca y respiratoria mediante cables unidos a la piel. Puede resultar molesto pero es indoloro.
Pulsioxímetro: mediante una lucecita roja sujeta al dedo o al pie se puede medir la oxigenación de la sangre, también es totalmente indoloro.
Mecanismos de alimentación: Mientras no pueda alimentarse por sí mismo recibirá la comida por medios mecánicos que pueden ser un catéter que introduce el suero directamente en su torrente sanguíneo o una sonda (si ya puede digerir) que lleva el alimento a través de la nariz o de la boca hasta el estómago o el principio del intestino. Como sabéis la leche materna tiene muchas propiedades que fortalecen el sistema de defensas del bebé, por ello quizás el médico te pida que recojas la leche para alimentar con ella al bebé, salvo que exista alguna contraindicación. Por ejemplo en mi caso las medicinas que tomo pasaban a la leche de modo que la hacían inservible.    
Para descubrir cuáles son sus principales necesidades médicas tendrán que someterle a una serie de pruebas como son análisis de sangre y orina para conocer sus niveles químicos, nutricionales, de oxígeno,... y descartar posibles infecciones. Para observar las estructuras internas (cerebro, riñones, pulmones,...) se emplean diversas técnicas como ecografía, radiografía o resonancia magnética. Y no te asustes si un día te encuentras a tu bebé con la cabeza llena de cables, se trata de un gorrito conectado a un monitor que proporciona un electroencefalograma muy útil para descubrir anomalías neurológicas. Con este mismo fin un neurólogo realizará una exploración a tu hijo comprobando, entre otras cosas, sus reflejos.

Padres prematuros

El nacimiento de un bebé prematuro siempre conlleva una serie de reacciones psicológicas. Os ha tocado ser padres prematuramente, quizás ni siquiera sospechabais que podría ocurrir, y vuestra primera impresión es de incredulidad “esto no puede estar pasando”. La negación es una emoción muy común ante un episodio inesperado y no deseado; superarla cuanto antes es importante. Os ayudará a asumir la situación el hablar con los médicos y las enfermeras, buscar información sobre prematuros y, sobre todo, el involucraros cuanto antes en los cuidados del pequeño. La culpabilidad es otra reacción muy común. No busquéis culpables, casi nunca los hay. Simplemente las cosas han salido así.
La frustración y la cólera por lo ocurrido pueden inundar tus emociones, si ves que estos sentimientos te superan te ayudará entrar en un grupo de apoyo de alguna asociación de padres prematuros. Hablar de nuestras preocupaciones con otras personas que viven la misma situación es la mejor manera de superarlas. También la información y la vinculación con tu hijo te servirán para afrontar con fuerza ese miedo lógico al futuro. El temor al “qué pasará” hace que algunos padres sufran una “aflicción anticipatoria” ante el temor del fallecimiento de su hijo; esto puede redundar en un desapego nada positivo ni para ellos ni para el niño. Piensa que el afecto es una “medicina” fundamental, y los padres son los encargados de proporcionarla.
Un miedo muy habitual es el de no lograr que el bebé se vincule con vosotros debido a la larga estancia en el hospital y el poco tiempo que podéis disfrutar con él. Habladle con voz dulce, acariciándole suavemente (busca una zona en la que le tranquilice que le toques, generalmente una donde no le pinchen ni le hagan pruebas);  vuestro hijo pronto aprenderá que esa voz y ese olor son de alguien especial que le ofrece seguridad y sensación de bienestar. En un estudio realizado en EEUU se observó que incluso los nacidos con menos de 1.500 gr. a los 18 meses presentaban hacia sus padres el mismo apego que cualquier otro niño.

Por fin en el hogar

Tu pequeño se está desarrollando adecuadamente, gana unos 20 gr. diarios de peso, y hace unos días que lo trasladaron de la incubadora a una cuna; su respiración es normal y puede alimentarse por vía oral. Además no necesita ningún aparato mecánico o éste puede instalarse en casa y manejarse con facilidad. Cuando se cumplen todos estos requisitos los hospitales dan el alta en función del peso del niño. La mayoría establece un peso de 2.200 gr para conceder el alta, pero en algunos existen programas de “alta precoz”. Si os sentís capaces y animados y superáis la entrevista de los responsables del servicio, entonces el hospital mandará al pequeño a casa con un peso aproximado de 1.800 gr. Cuando Antonio y yo nos acogimos a este programa apenas estaba empezando y se lo ofrecían a pocas personas, pero hoy en día es algo de lo más habitual debido a los grandes beneficios que suele aportar al bebé. En nuestro caso el hospital nos prestó una báscula y nos dio unas gráficas donde anotar diariamente el peso y una enfermera nos hacía una visita semanal a casa (por supuesto teníamos un teléfono al que poder llamar para aclarar cualquier duda)
Una vez en casa seguramente os sorprenderá gratamente ganando algunos días hasta 70 gr. y es que, está demostrado, el cariño es fundamental para el buen desarrollo y los prematuros ganan más peso en cuanto salen del hospital y se sumergen en un ambiente familiar.
Ya estáis los tres en el hogar y ahora os enfrentáis a muchas novedades. Lo más importante es que no os sintáis agobiados. Para todos los padres, incluso los de niños no prematuros, el comienzo es todo un reto. Pensad que por fin llegó el momento en que vais a conocer realmente a vuestro hijo y él a vosotros; ofrecerle cariño y seguridad desde el primer día es lo más importante, lo otro ya se andará. Pero para hacer el camino más fácil aquí tenéis alguna información muy valiosa:
  • Mantened una higiene elevada pues sus defensas son muy escasas. Por el mismo motivo evitad las visitas de más de 2 o 3 personas. Si alguien cree tener un constipado o cualquier otra infección debe abstenerse de ver al bebé y si se trata de uno de vosotros convendría que emplease una mascarilla cerca de él.
  • Tendréis que ayudarle a regular su temperatura; al principio es probable que tengáis que abrigarle aun cuando en la calle haga calor. Su temperatura debe estar en torno a los 36,5ºC, si es inferior abrigadle un poco más, pero si veis que le suda la nuca debéis destaparle un poco. Si su temperatura es inferior a 36º o superior a 37,2º tomada en la axila, debéis consultar al pediatra.
 
El día que Noel vino a casa los termómetros marcaban 33° pero él necesitó un gorrito :-)

  • Las primeras noches serán difíciles; todo es muy distinto para él. Adaptad su ambiente a lo que está acostumbrado, que no es la oscuridad y el silencio, sino las luces de los aparatos y el barullo del hospital. Una pequeña luz en el cuarto y el murmullo de una radio pueden ayudarle a dormir.
  •  Después de comer acuéstale sobre el lado derecho colocándole una toalla enrollada detrás de la espalda, de este modo hará la digestión mucho mejor.
  •  A veces vuestro hijo se mostrará reacio a las caricias y los abrazos, incluso parece que le intranquilizan más. Él necesita vuestro cariño pero un exceso de estimulación táctil puede resultarle desagradable. Pensad que en el hospital le han manipulado a menudo para hacerle cosas desagradables y eso le ha condicionado. Respetad los momentos en que desee paz e id convenciéndole poco a poco de las ventajas de dejarse tocar.
  • El llanto se irá activando conforme el bebé se acerque a la fecha en la que tendría que haber nacido y alcanza su máximo pico a los 3 ó 4 meses de edad corregida (más abajo se explica este concepto)
  •  Evitad llevarle a lugares con mucha concentración de gente y no fuméis en casa ya que el humo aumenta las probabilidades de sufrir problemas respiratorios.
  • Si podéis, aplazad la guardería al menos hasta el año de edad, para evitar enfermedades e infecciones que podrían retrasar su recuperación.

Beneficios para el prematuro

Los estudios demuestran que la estimulación temprana, realizada de forma profesional, siguiendo el desarrollo evolutivo del niño, mejora significativamente tanto el rendimiento intelectual y motriz como la conducta social en niños de alto riesgo.
Darle un masaje diario, además de ser la situación ideal para estrechar lazos afectivos, le ayudará a relajarse y aliviará las molestias producidas por los “cólicos del lactante”.
También las clases de natación para bebés, cuando su salud física lo permita, son muy beneficiosas para el desarrollo.
Consultad con vuestro médico sobre dónde pueden enseñaros a realizar estas actividades de forma correcta.

Qué es la "edad corregida"

Los médicos denominan a los prematuros niños nacidos “pretérmino” ya que, en realidad, no se han terminado de formar. Sus órganos, incluido su sistema nervioso, llevan una maduración que no se corresponde con la de un niño nacido “a término” (a partir de la semana 37 de gestación). Por eso, el pediatra a la hora de valorar si su crecimiento y su desarrollo psicomotriz son correctos tendrá que basarse en la “edad corregida” que es la edad real que tendría el niño si hubiese nacido en su fecha prevista. Para calcularla sólo tienes que restar los meses que se adelantó el parto a los meses de vida de tu hijo. Por ejemplo un bebé de 3 meses de edad  que nació 2 meses antes de tiempo tendría 1 mes de "edad corregida" (3-2=1) Por tanto si su desarrollo se corresponde con lo que es normal con 1 mes estará evolucionando correctamente. El concepto de edad corregida se tiene en cuenta aproximadamente hasta los 2 años, momento en el que la mayoría de prematuros ya se han igualado con el resto de niños, aunque lógicamente el pediatra tendrá en cuenta cómo de prematuro nació tu hijo y sus problemas específicos. 
Para lo que no debes tener en cuenta la edad corregida es para las vacunas; éstas siguen el mismo calendario que en cualquier otro niño.

Prevenir la prematuridad

El estrés del trabajo, la edad avanzada en el embarazo y los métodos de ayuda a la fecundación son las principales causas que han favorecido el aumento de nacimientos prematuros en la actualidad. Cambiar estos factores es muy difícil, pero existen algunas pequeñas cosas que si pueden hacerse para retrasar lo más posible el parto o prevenir el bajo peso:
  • Acude a todos los controles médicos del embarazo. Tratar a tiempo una posible infección te asegurará no tener contracciones antes de tiempo.
  • Si tienes un embarazo de riesgo procura cuidarte y descansar mucho; probablemente te manden reposo absoluto.
  • Si realizas trabajos que requieren un gran esfuerzo recuerda que la ley te permite cambiar de puesto mientras estás embarazada, siempre que tu actual ocupación suponga un riesgo.
  • Siempre que puedas túmbate sobre el lado izquierdo, así la placenta recibirá mejor el riego sanguíneo y, por tanto, el feto estará mejor nutrido y crecerá mejor. Así previenes el bajo peso.
  • Abstente totalmente de fumar ya que es una de las principales causas de crecimiento retardado en el feto.
Cuando te empiecen las contracciones y tengas que ingresar, el médico tratará de retrasar el parto y te suministrará unas inyecciones de corticoides que acelerarán el desarrollo de los pulmones de tu hijo; de esta manera estarán mejor preparados para la dura tarea que les espera: comenzar a respirar.

Fuentes:
  • Manual para padres con niños prematuros. Editado por Fundación del hombre y Sociedad española de neonatología.
  • Mi bebe es prematuro. Nora Rodríguez. Editorial Mondadori.
  • Kidshealth.org

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Comentarios

  1. Los bebés prematuros me producen ternura, supongo que porque se ven más vulnerables que los bebés nacidos a término.
    Son unos luchadores natos y no puedo imaginar lo que deben sentir unos padres primerizos que por lo general son un (lógico) mar de dudas, ante una situación así.
    Debe unir a la familia de una manera muy especial.

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    1. Sí, tienes razón. Si los bebés ya se ven indefensos y frágiles, los prematuros más. Por suerte, en nuestro caso Noel no fue ni muy prematuro ni muy pequeño; aún así llevarle a casa fue una alegría pero también un poco de miedo.

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  2. Gracias por toda la información. Está muy bien explicada y es muy tranquilizante. Un abrazo

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